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jueves, 28 de abril de 2011

Historias de Tarma y Mite (Capítulo 5): De cómo Regentes y Responsables de Haciendas celebran su salvación –o no- (segunda parte)

 …Se hacía tarde en la posada El Cebadero y cada Viceregente y Responsable de Hacienda portaba un palito e intentaba averiguar de reojo si el suyo era más o menos corto que el de al lado, dando por hecho que el que tuviese el más corto debería darse por decapitado. O el más largo, que con lo del tamaño nunca se sabe y la cortedad no era don exento de premio  en el Reino, pese al oficial discurso de la exigencia…

El silencio se hizo eterno y el Rey, no sin cierta socarronería, dijo: “Queridos Piojosos…”

La ministra Chorches, dio un codazo discreto a la par que afectuoso al Rey como para recordarle algo acerca el lenguaje a emplear, conforme a las directrices de la ministra de la Párida. Dániel cayó en seguida en la cuenta y se desdijo…

“Queridas piojosas y queridos piojosos”. Choches asintió esta vez.

“Mostradme vuestros palitos y veamos que os ha deparado el destino.”

Los Responsables de las Haciendas (mientras el Regente instalaba el Embla y un videojuego llamado “angry crows” en su  Ayfon faif) levantaron sus brazos y comprobaron tras unos segundos de incertidumbre que todos los palitos eran iguales.
Dániel, Despuntado y Chorches rompieron a reír cruelmente durante un buen rato, ante la palidez de los Hacendados (también llamados Mercadonianos). Cuando terminaron de partirse sus soberanas cajas ante sus rostros tan duros como pálidos,  el Rey susurró a Despuntado: “Díselo mi fiel Dedé, oh virtuoso Nijinsky de mi delfinario”

Y el Heredero del que antaño decía que el Reino no debía heredarse, habló asín: “Es la soberana voluntad de nuestro  Rey  no comunicaros su decisión sobre vuestros pescuezos y traseros hasta bien entrado el solsticio de verano. Sólo Bellaca tomará la silla de Perla Cráiz antes de esa fecha, aunque con la condición de venir a mi despacho a abanicarme como hasta ahora siempre que yo se lo pida. Y ahora, disfrutad del postre que os hemos traído, gentileza de su majestad:

Y dos desheredadas del colectivo “Piojosas de Haciendas y Servidumbre” (PHAS) sirvieron  el postre: “Pastel de migajas de los deshechos de las sobras de los prohombres, prohembras, hidalgas e  hidalgos bárbaros/as  recalentado en  segunda vuelta en laboratorios bárbaros con esferificación de bravas a la Colmenaruá.

El premio compensó la congoja de los Responsables de las Haciendas que se abalanzaron con voracidad ante tan grato presente culinario entre codazos, pisotones y patadas, como era  su costumbre.

Y El Rey dio por concluida la escena con una orden atronadora: “Y ahora, pestilentes males necesarios de mi Reino, marchaos todos haciendo la croqueta”.
Y rodando por el suelo se alejaron en su particular Intercampus. Eso sí, Torcaz llegó  a la  puerta de la Posada antes que los otros pese a salir la última y es que se había caído de joven en una marmita llena de colillas de puros del Rey Poissons, de ahí su fuerza descomunal y su especial don de huir deprisa en momentos difíciles.

Al marcharse camino de la carroza real, el Rey y su séquito pasaron por delante de un espejo y no pudieron resistirse a su propia contemplación unos segundos:
“Qué guapos somos y qué bien olemos” -susurró Chorches al Rey- “deberíamos firmar un convenio con Johnsons @Johnsons cuando cerremos lo de los picoletos. Además yo moveré mis contactos faranduleros, majestad, para que os den el papel de Dios en el próximo anuncio de Nespresso”, concluyó Chorches, más anacrónica que un trotskista en un consejo de administración.

A la mañana siguiente, ya en soledad, Dániel abrió una pequeña caja que guardaba al fondo de un cajón de su real despacho, y aunque no fumaba ni había fumado nunca, se encendió un Montecristo del 15, se miró a un gran espejo colgado junto a su puerta más  bronceada que Don Johnson en Miami y pensó:
“Y si llamo a la Casa Real de Hispania para que su principito me inaugure mi nuevo campus… “ y dándose a  sus nuevos placeres comenzó a escribir en un folio en blanco sin reciclar un título que decía:

 “Nueva Constitución del Reino de Hispania”, por Dániel de Pena, alias Poissons segundo de Carloszree…”  y luego continuaba:

 “Artículo primero: “Hispania se constituye en un Estado liberal y epidermocrático de Derechas, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad de mercado, la justicia bursátil, la igualdad de mis elegidos y el pluralismo político dentro de las fronteras del pensamiento único”.

Exhaló una bocanada de humo de su recién estrenado cigarro y se sintió más Rey que nunca, se vio ya repartiendo puros entre los Hombres Puros y entre otros purificados por conveniencia, criando a sus pechos camadas y más camadas de los que antes lo llamaban el breve y ahora empezaban a hacer cola en el besamanos cotidiano de la supervivencia mundana en Carloszree, para conseguir plaza al colorcito de su soberano padrinazgo, aunque fuese de polimili, soplón o limpiabotas, los tan amados gremios del Rey Poissons…