Capítulo 1 de Conan. De los Hombres Puros, sus linajes, castas y organización.

Desde los otros linajes de Carloszree se pensaba que todos los hombres puros eran iguales, porque daba igual quién los gobernara, la imagen que se transmitía al resto del reino era única e ininmutable. Pero la realidad era muy distinta.

A continuación se hará un intento de describir el complejo mundo de Los Hombres Puros.  Estaban divididos por castas fuertemente jerarquizadas. A su vez las castas estaban agrupadas dentro del linaje en dos categorías: la más importante eran los Chaicago. Las demás castas ni siquiera tenían nombre que las agregara, eran castas de segundo nivel que ni merecían ser llamadas de ninguna manera. En el grupo de los Chaicago estaban los Hombres Puros PD’s (o propiamente dichos, se pronuncia ‘pi-dís’), que era la casta principal y dominante. Los Hombres Puros Entrerpraise, que era una subcasta o casta secundaria. Y luego estaban los Estocásticos. Los Pidís y Entrerprais no consideraban a las Estocásticos de primera clase, es decir, Chaicagos puros, pero estos si que se creían con derecho a estar en ese privilegiado grupo. Dániel pertenecía a los Estocásticos, y es por ello que por puro interés, los Chaicago le hacían creer que era “uno de los suyos”. Unos años atrás hubo un gran escándalo en el Linaje de los Hombres Puros, cuando un grupo de Estocásticos, que se consideraban ‘pi-dís’ se mudaron al territorio de éstos últimos llevándose consigo parte del armamento y del mobiliario. Dániel nunca se lo perdonaría, porque gracias a aquel grupo podía mantener dentro de los estocásticos un cierto pedigrí de Chaigago, ya que eran especialistas en “Estocástica Pura”, que era la principal herramienta del los ‘Pi-dís’ para mantenerse en los rankings internacionales de Hombres Puros. Para un Hombre Puro era un orgullo poder decir en voz alta “Ay am from Chaicago”.

Dentro de las castas, también había una fuerte jerarquía, siendo los machos alfa (todos Prohombres) los que realmente controlaban los clanes. En todo el linaje, ser un macho alfa Chaicago ‘pi-dí’, significaba reconocimiento, prestigio, poder,… Ellos lo decidían todo: quien podía aspirar a prohombre, quien salía de cruzada por tierras extranjeras, quién se encargaba de las enseñanzas dentro del conocimiento de las artes de la excelencia. Ellos repartían los premios y los castigos, y por ello eran también temidos. Los Hombres Puros no podían entender que fuera de su linaje no se les temiera y respetara igual que dentro, lo cual ocurría de una forma generalizada. En los primeros tiempos de Carloszree, como Gregorio I no quería problemas con ellos, les concedió muchas prebendas, entre otras incluir en el aparato de propaganda la permanente cantinela de que Hombre Puro era sinónimo de excelencia, y de lo único que es sinónimo es de… bueno, mejor no tocarlo.

Fuera de Chaicago estaban los Historiadores de la Pureza y los Linajólogos/Castólogos. Estos, para los ‘pi-dís’ eran castas inferiores a las que no había que considerar para nada, sino como mucho, soportarles de vez en cuando en el Consejo de Geta para apoyarse sobre ellos cuando había que defender alguna demanda frente Jurisconsultos y Artistas. Incluso pensaban que los Linajólogos y Castólogos mejor estarían en el Linaje de los Artístas, y realmente no entendían como nadie podía clasificarlos como Hombres Puros.

La organización de los Hombres Puros era muy sencilla. Mandaban, disponían y organizaban los Prohombres, y todo lo que había por debajo rayaba casi la esclavitud (esas costumbres llevaron a Dániel a confundir el gobierno de un Clan de Hombre Puro con el gobierno de Carloszree). Nadie se movía, nadie se promocionaba, sin que el consejo de Prohombres diera su autorización. Ni siquiera los hidalgos que no eran prohombres podían, en muchas ocasiones, tomar aprendices. Y era norma que cuando los aprendices acababan el periodo de formación y alcanzaban el maestrazgo, debían emigrar a otros reinos si algún día querían volver a Carloszree. Su principal mercado para reclutar mercenarios era, cómo no, Chaicago. Allí desplazaban una vez cada año a algunos hidalgos a entrevistar posibles fichajes de segunda clase (en el entendimiento que los mejores se quedaban en los alrededores de Chaicago, el    Camelot  de cualquier Hombre Puro, y contra eso no se podía competir. Este sistema era el que había hecho de los Hombres Puros una referencia internacional, y el sueño de todo Hombre Puro (incluyendo Dániel) era llegar a gobernar el mundo con esta normas.