Capítulo 1 de Lord: Del penoso paso electoral de Daniel I por Colmenalejos (PRIMERA PARTE)

Dániel I de pena estaba preocupado. Lucien Duplo podía arrebatarle el poder en cualquier momento.  Se dispuso a usar las artes mágico-predictivas que le habían otorgado sus amplios conocimientos sobre la statgraphicsmancia para averiguar qué golpe maestro podría dar a Lucien y volver a hacerse con el control absoluto de Carloszree.

Entonces, un alarido sonó en todo el reino. Murete sabía que debía ir a ver qué pasaba con el excelentísimo Dániel.

—Mi señor, ¿a qué se deben esos gritos?
—La statgraphicsmancia ha revelado una palabra desconocida para mí, y eso me asusta.  ¿Te suena de algo “Colmenalejos”?
—Mi señor, lo crea o no, Colmenalejos es una apartada región que forma parte de Carloszree. Usted…me encomendó su gobierno… —respondió Murete.
—Así que una región de Carloszree. ¿Y cómo es? ¿La conozco? —preguntó Dániel, un poco desconcertado.
—En esa región hay vacas, caballos, encinas, jabalíes e incluso algunos estudiantes. Usted estuvo allí hace cuatro años, cuando derrocó al malvado Gregorio I del poder.
—¡Oh! Ya lo recuerdo… fue terrible. Vi a jurisconsultos con bárbaros tecleadores, ¡mezclados! Y sólo había tres tristes edificios… pero no comprendo por qué aparecen en la statgraphicsmancia si esa plebe ni siquiera puede votar.
Murete vaciló un momento y susurró, miedoso:
—Pueden votar…e incluso es posible que resulten decisivos.  Y señor, no sé como decírselo pero… el pueblo colmelejense está muy enfadado con usted. Nos acusan de no haberles prestado atención. También  corren rumores de que su excelencia  quiere destruirlo y están ayudando a Lucien para destituirlo a usted del poder.
—¡Qué barbaridades son esas! —bramó Dániel agitando su magnificencia de manera absurda—. ¡Cómo vamos a destruir una cosa de la que ni siquiera nos acordamos!
—Tiene toda la razón —masculló Murete, embravecido —, y sí que les hemos prestado atención. Yo realicé personalmente la única, pero no por ello menos importante, medida positiva tomada en Colmenalejos: abrir la puerta de atrás.
La ira del magnífico Dániel  crecía por momentos. Sabía que debía montar en su caballo Aochoaudim y dirigirse a esa apestosa y lejana comarca. Le esperaban dos años de camino, y lo peor de todo, es que le acompañaría Murete, que no solo era una pésima compañía, sino que además, tampoco tenía muy claro cómo llegar.

Mientras tanto, en Colmenalejos, la situación era cuanto menos estrambótica. Al igual que Daniel de Pena I había ido sembrando el pánico entre sus detractores con torturas y ejecuciones, Gregorio I, claro real mandatario en Colmenalejos a pesar de Murete, se paseabaa siniestramente por el campus entonando una madridista melodía. Melodía que recordaba a todo estudiante barsatario que pasaba por sus clases, que era probable que acabase siendo quemado en junio.
Le acompañaba su fiel vasallo Lucien Duplo, del que se decía que su piel morena no blanqueaba nunca, ni siquiera en los resultados de las segundas vueltas. Se había ganado el favor de los estudiantes colmelejenses apareciendo por allí alguna vez que otra, y dando así fe de su existencia.
—Maestro, estoy inquieto —le decía Lucien a Gregorio I—. Corren rumores de que Dániel va a presentarse aquí a charlar con la clase estudiantil para ganar algún voto.
Gregorio I giró la cabeza hacia Lucien mientras que todos los huesos de su cuello chascaban sonoramente y le dijo, ensimismado:
—A los del barsa, que sepan que van a suspender. Igualdad, estado social, democracia…como decía Kelsen…
—¿Maestro? ¿Se encuentra bien?  —preguntó Lucien asustado.
Gregorio, volviendo en sí, contestó:
—Vaya… si… tranquilo, Lucien. La clase estudiantil está muy enfadada con él, y tú tienes el apoyo de la delegación de aquí, y la de la Hermandad Secreta Colmelejense de las Mil Conferencias. Además, los estudiantes se creen que si llegas al poder vas a restaurar esa fiesta arbórea que tanto les gusta…
Lucien sonrió. Al fin y al cabo, su maestro tenía razón. Aunque no podía evitar sentirse inquieto todavía, ante la inminente llegada de Dániel a Colmenalejos…

(CONTINUARÁ)